viernes, 7 de agosto de 2009

La ciudad de mil colores


NO es verdad señorita, que me lamento como las mujeres? No

Es que también hay un momento en que uno no puede más. A veces me acuerdo de esa gente que me escribe cartas después de que leen mis libros, pienso en los amigos, pienso en ti. Voy alegre a la hora del correo y cuando abro esas cartas sin importancia y noto la ausencia cotidianas de tus palabras, comprendo la triste realidad.

Quien eres tú? Yo, quién soy? A ti qué te importa lo que yo haga o sufra? Qué cosa soy para ti? Tal vez, profundamente, en la verdad más escondida, nada. Una cosa ajena a ti, un hombre que, a tu lado gesticula, habla, se aleja, se acerca. Un hombre a quién has escondido tus pensamientos mas claros, un hombre que te ha tratado casi como a una muñeca, y aveces ha tenido deseos de romperla. Y eso, durante tanto tiempo, he sido para todos. Yo no me quejo de esta soledad que me ha echo diferente de todos, pero a veces se me sale un grito por la herida.

Dice Neruda
a quien entrega el mundo en cada renglón,.

qué sirva el aire diferente para olvidar, para mentir, para engañar, al mismo alma; qué no sea mas que un sueño, que dure, que sea eterno; qué los mil colores nuevos me fascinen y me hagan ya borrar, mil caras, no nuevas, ni des conocidas, familiares, muy amadas; qué no exista la melancolía y el miedo; que me pierda para siempre en tus ojos y no vuelva mas; qué olvides el tiempo; qué se te olvide el recuerdo y seamos libres de verdad...

quizás sea la ciudad del cielo gris, la que de comienzo a todo esto, qué sea mi diario visual, quien me recuerde que estas muy lejos de mi.

Un díaquizás mañana, explique todo esto, la fotogenia, que será, y que no será lo que estas lineas digan, al menos, lee. Quizás un día algo te llene, posiblemente el resto, no. Pero solo seré yo, en palabras.







Emilio Jiménez.